Desde su origen y como ícono me fascina, existen otras y otros pero en especial crecí con ella, y con La Mujer Biónica.
En mis tiempos las series tenían mucho corazón, tal vez, y es mi hipótesis, porque eran programas hechos como experimentos y lanzamientos para la novedad que era la televisión o la radio. Todo era más honesto y puro lo cual trascendía por el feeling con el que estaba hecho, de ahí que hubiera tantos éxitos, y no un producto mercadológico tan sólo para explotar económicamente y desechar, como alguien me comentara alguna vez, los llamados “pañuelos desechables”: usar y tirar. Ahora parece que muchos artistas, en sus respectivos ámbitos están luchando de manera independiente, porque regrese eso que se perdió en el fango de lo intrascendente y que es necesario rescatar: el espíritu de las cosas.
En mis tiempos las series tenían mucho corazón, tal vez, y es mi hipótesis, porque eran programas hechos como experimentos y lanzamientos para la novedad que era la televisión o la radio. Todo era más honesto y puro lo cual trascendía por el feeling con el que estaba hecho, de ahí que hubiera tantos éxitos, y no un producto mercadológico tan sólo para explotar económicamente y desechar, como alguien me comentara alguna vez, los llamados “pañuelos desechables”: usar y tirar. Ahora parece que muchos artistas, en sus respectivos ámbitos están luchando de manera independiente, porque regrese eso que se perdió en el fango de lo intrascendente y que es necesario rescatar: el espíritu de las cosas.
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